NIVELES DE ENSUEÑO.
Sabiduría Tolteca.
Don Juan Matus, a partir de la investigación del antropólogo Carlos Castaneda nos dice que cada nivel abarca dos pasos: llegar al nivel y explorarlo. Por tanto hay dos maniobras que se deben realizar: entrar en el nivel y moverse dentro de él. Dentro del segundo campo, aprender se convierte en nuestra segunda naturaleza. Es como si supiéramos qué hacer en todo momento. Por otra parte, cada nivel contiene ciertos obstáculos. Según Don Juan, el componente crítico para aprender en todos los niveles es el intento. No hay pasos específicos aparte de «intentar» lo que uno quiere y uno «intenta» algo «simplemente intentándolo». Sin embargo, al mismo tiempo don Juan también dice que se requiere «imaginación, propósito y disciplina» (Ensueño, 142, 18, 23, 26). Sólo entonces el intento puede ser experimentado y controlado como una energía diferente de la razón.
Primer Nivel: SOÑAR DESPIERTO. El nivel uno consiste en estabilizar la conciencia de ensueño. Es decir, comienzas a desarrollar una cierta autonomía dentro de tus sueños. Este nivel incluye observarte mientras te quedas dormido y después despertar dentro del sueño. Al hecho de saber que estás soñando mientras sueñas se le suele llamar ensoñamiento «lúcido»: permaneces despierto dentro del sueño.
El intento de observarte mientras te quedas dormido te lleva a entrar en una negrura que produce una sensación de pesadez pero al mismo tiempo es agradable, como si estuvieras acurrucado bajo un edredón de plumas en una fría noche de invierno. El hecho de permanecer en esa negrura indica que hemos alcanzado el umbral del primer nivel y hemos aprendido a observarnos mientras nos quedamos dormidos. Más adelante, a medida que aprendemos a movernos dentro de nuestros sueños esta pesadez se vuelve más ligera. Para entrar en el nivel uno debemos salir de la negrura y entrar en el ensueño. Cuando apliquemos el intento a esta tarea es probable que veamos imágenes flotando más allá de nuestro alcance, en el límite de la negrura. El objetivo es entrar completa¬mente en el ensueño, dejando la negrura atrás. Descansar en la negrura significa que hemos reducido la atención al primer campo y entrar en el ensueño indica que hemos centrado la atención en el segundo. Cuando potenciamos el segundo campo comenzamos a identificamos con todo nuestro cuerpo energético en lugar de identificamos sólo con el cuerpo físico.
Don Juan recomienda como tarea práctica para atravesar el umbral la de mirarse las manos en el sueño (Ensueño, 21). Esto nos saca de la negrura y nos lleva hacia el sueño con imágenes. Cuando podemos mantener un sueño sin cambios, hemos estabilizado el nivel uno. Es decir, podemos fluir con ese sueño todo el tiempo que queramos.
En este estadio, don Juan sugiere desarrollar el intento del ensoñador. En otras palabras, usando la imaginación y el propósito, establecemos que somos soñadores en cada célula de nuestro cuerpo, llegando a sentir la energía del ensueño en todos los recesos de nuestro ser. Según don Juan, esto produce «el conocimiento corporal incuestionable de que eres un ensoñador» (Ensueño, 26). Y esto nos proporciona el intento inflexible de mantenernos conscientes a medida que entramos más profundamente en el ensueño.
Entre las técnicas utilizadas para favorecer este proceso se encuentran la del desapego y la de no formar patrones. En una ocasión, mientras ensoñaba, me di cuenta de que había una gran boa constrictor deslizándose por el suelo. Poniendo en práctica ambas técnicas de rastreo, no reaccioné; sencillamente observé lo que pasaba. Tampoco reaccioné mientras trepaba por mi cuerpo, aceptando la escena sin apegarme a ella ni rechazarla. Entonces la serpiente se deslizó dentro de mi cabeza por la parte posterior del cráneo y salió por mi boca. En esos momentos resultaba difícil no formar patrones, pero lo intenté. En un segundo, la serpiente desapareció y una luz blanca comenzó a brillar dentro de mi cabeza. Desde ese momento pude dirigir el contenido de mis sueños.
A medida que practiques el ensueño, es probable que te pierdas en los detalles de tus sueños, que te preguntes por qué no lo consigues después de haberlo intentado cientos de veces y también es probable que los numerosos semifracasos acaben poniéndote nervioso. Don Juan nos aconseja que la solución es muy simple: sigue insistiendo. Antes o después las barreras caerán y tendrás éxito (Ensueño, 36).
Segundo Nivel: VIAJE INTERDIMENSIONAL. En este nivel, ejercemos un mayor control dentro de los sueños porque nuestra lucidez asume mayores proporciones. Don Juan dice que para entrar en este nivel, «o bien sueñas que te despiertas del sueño o utilizas el ensueño para saltar a otro sueño diferente» (Ensueño, 44). En lugar de intentar encontrarte las manos, en este caso aíslas un componente del sueño y te centras en él. Después, utilizando la concentración como palanca, cambias de sueño.
Por ejemplo, en uno de mis sueños estaba observando una carretera mientras permanecía apoyado ociosamente sobre el costado de una casa. Era de noche. Estaba intentando detectar las luces de los coches antes de llegar a verlas. Entonces empecé a escuchar unos tonos oscilantes. Este cambio de enfoque de mi atención hizo que entrara dentro del sueño. Como uno de mis intereses son los ET, comencé espontáneamente a sentir energía ET. Entonces el sueño cambió y el coche que se acercaba por la carretera se convirtió en un platillo volante. Perdí la pista y me quedé desorientado. Tuve pánico porque no me sentía preparado para tratar con los ET. Me desperté con el corazón acelerado y sabiendo que la indecisión y el miedo tienen efectos perniciosos. Para la mayoría de la gente, una de las lecciones más difíciles de aprender es la de entrar en sus propios sueños sin perder el control.
Otro de los principales impedimentos es encapricharse con el contenido del sueño, analizándolo excesivamente o usando inapropiadamente la gran libertad que se genera. Si continúas haciéndolo durante mucho tiempo debes prepararte para tener un despertar muy rudo (Ensueño, 41). Por tanto, la mejor opción es seguir evolucionando dentro y más allá del segundo nivel.
Una vez traspasado el umbral, el sueño deja de ser un sueño ordinario. Una de las opciones disponibles es el viaje interdimensional. Por la razón que sea, los Toltecas han aislado el mundo inorgánico como un medio para evaluar su temple y su vigor, y lo usan para viajar dentro y fuera de otras dimensiones. El mundo inorgánico debe ser afrontado con fuerza y confianza, dice don Juan, porque el miedo tiene una influencia desfavorable sobre esa experiencia (Ensueño, 47). Como dentro de ese mundo la energía vibra a una velocidad diferente, se forma una barrera natural. Para soportar la transición de esa barrera se requiere segundo ciclo prepararon a los seres inorgánicos para ser sus aliados y utilizaron sus favores al servicio de su autoimportancia. Añade que por esta razón se está mejor sin ellos. Quedémonos con nuestros propósitos pragmáticos y nuestra búsqueda de la libertad (Segundo anillo, 151).
Tener un pinche tirano nos ayuda a tratar con la gran seducción del reino inorgánico. Evidentemente, lo que destruyó el segundo ciclo fue la errónea suposición de que si podían manejar lo desconocido, también podían manejar a la gente. Al ser destruidos, se dieron cuenta de que si podían manejar en primer lugar el mundo de la gente, entonces podrían enfrentar lo desconocido y lo incognoscible con impunidad (Fuego, 32).
Para quienes se sienten atraídos por universo inorgánico, entrar en él es un gran logro. Una vez allí, la tarea consiste en descubrir que ese es un mundo predecible y tiene sus propias reglas. Uno de los ejercicios del nivel dos es descubrir exploradores procedentes de ese mundo (Ensueño, 108). Don Juan sugiere que debemos localizarles dentro del sueño para establecer con ellos un vínculo a través del intento. En este caso, lo importante es establecer el vínculo y no la forma de hacerlo. El vínculo puede crearse porque tenemos un interés suficiente o porque somos maestros en el manejo del intento. Posteriormente, cuando seguimos a los exploradores de vuelta a su reino aprendemos a trasladarnos dentro de los sueños. Es decir, en lugar de movernos con el cuerpo físico usando brazos y piernas, aprendemos a viajar en la imaginación. Este conocimiento prepara las condiciones para flexibilizar la conciencia y hacer que el cuerpo energético cruce los limites de la percepción.
Tercer Nivel: EL CUERPO DE ENSUEÑO. Uno de los aspectos más interesantes del cuerpo de ensueño es que es una facultad natural de la percepción humana. A lo largo de la historia, las experiencias del cuerpo de ensueño han sido llamadas proyecciones astrales y experiencias fuera del cuerpo. Los practicantes más habilidosos afirman que todos usamos nuestro cuerpo de ensueño regularmente aunque no lo recordemos. Yo he encontrado pruebas que apoyan esta afirmación.
Una mañana al despertar me sentía tenso pensando en todas las cosas que tenía que hacer ese día. Estaba acostumbrado a dejarme guiar por mis sentimientos en lugar de seguir un programa, por eso me sentía acorralado. Durante varias horas intenté relajarme mientras pasaba de una tarea a otra. A mediodía ya había recuperado mi sensación de libertad. Durante la meditación de la tarde me encontré en la negrura del nivel uno. Decidí jugar con ella para ver si podía atravesarla y entrar en el ensueño. Entonces sentí el impacto de las energías del cuerpo de ensueño. Para mí, esto suponía estar más energetizado de lo normal, sentir como si hubiera un bloque de energía condensada dentro de mí. Pensé que tenía que hacer un alto y tomar notas, quizá relacionar esta experiencia con los esfuerzos por relajarme que había hecho a lo largo de la mañana. Centré mi atención en la cocina que era donde tenía el cuaderno. Entonces me levanté para ir a escribir y me di cuenta de que acababa de volver de la cocina para poder levantarme e ir a la cocina. Sentí una sacudida y me di cuenta de que había olvidado momentáneamente que estaba en el cuerpo de ensueño porque todavía no era parte de mi inventario cotidiano. Como no encajaba, lo había bloqueado.
Don Juan dice que en el nivel tres comienzas a mezclar el ensueño con el mundo cotidiano. En este estadio, dice, el cuerpo energético ya está preparado para actuar. La práctica del ensueño produce un cuerpo energético más definido y despierto. A estas alturas, la práctica consiste en aumentar la capacidad de moverse con la imaginación (Ensueño, 142, 153-154) y el medio para conseguirlo es desarrollar la autonomía del cuerpo de ensueño.
En este nivel uno de los principales obstáculos es perderse en los detalles del entorno (Ensueño, 142). Don Juan dice que dentro de su recién hallada libertad, el cuerpo de ensueño se vincula con cada detalle disponible. Para contrarrestar esta tendencia, necesitas una fluidez ilimitada, más allá de las restricciones de la razón. Este abandono completo es necesario para liberarse de la forma, de lo conocido. El consejo de don Juan es: sé inmensamente curioso pero no te quedes paralizado.
Como en todas las labores toltecas, lo más importante es perder la propia importancia. Don Juan dice que para liberar la energía del ensueño hay que desplegar la energía que uno posee. La disciplina del Acechador genera un proceso que tiene el efecto de renovar toda tu vida, liberando energía para el ensueño (Ensueño, 37). La manera de usar esa energía dependerá de tus propósitos y del tipo de modelo que uses para ensoñar.
Como el cuerpo de ensueño es una capacidad natural, no es necesario el modelo tolteca para tomar conciencia de él. Sin embargo, este modelo es valioso porque delinea los pasos de su desarrollo. Otro beneficio adicional es que señala un camino más allá de las «simples» percepciones del cuerpo de ensueño. Por ejemplo, don Juan afirma que el verdadero propósito del cuerpo de ensueño es ver (Ensueño, 163). En otras palabras, se trata de capitalizar su ritmo vibratorio superior para alcanzar alineamientos energéticos más profundos y significativos. Al hacerlo, la conciencia se extiende a todo el cuerpo energético.
Cuarto Nivel: EL VIAJE DEL CUERPO DE ENSUEÑO. Ahora estás plenamente preparado para armonizar el primer campo energético con el segundo. El cuarto nivel consiste en viajar a lugares específicos y definibles usando el cuerpo de ensueño. El resultado es que aprendes a determinar con gran destreza la cohesión de tu cuerpo energético (Ensueño, 69).
Don Juan dice que en el nivel cuatro tienes tres opciones: viajar a lugares de este mundo, viajar a lugares de otros mundos y viajar dentro de los sueños de los demás. Por ejemplo, el inquilino empujó a Castaneda a un sueño que este confundió con un lugar físico real. El inquilino le dijo que esa experiencia servía para mostrarle los misterios del segundo campo (Ensueño, 200, 232). Para entrar en este nivel es necesario moverse intencionalmente en el segundo campo como normalmente lo haríamos en nuestras actividades cotidianas.
Castaneda no ha etiquetado ni definido en sus libros las prácticas de ensueño para los niveles cinco a siete. Sin embargo, en ellos hay referencias que indican una posible progresión consistente con las enseñanzas de don Juan. Basándome en mi comparativamente limitada experiencia os presento alguna pista de los niveles restantes.
Quinto Nivel: EL DOBLE. A veces, el término «doble» es utilizado para indicar la totalidad del cuerpo energético. En otras ocasiones se usa para indicar el cuerpo de ensueño. En este caso, llamamos doble al cuerpo de ensueño cuando tiene tanta fuerza que puede ser percibido por los demás como si fuera una entidad completamente independiente del cuerpo físico. Don Juan afirma que el doble genera la capacidad de estar en dos lugares al mismo tiempo. También dice que el doble es real, aunque no de carne y hueso y añade que es sólido, porque la solidez procede del recuerdo que describe un suceso. Incluso llega a sugerir que es su doble el que ha estado asociado con Castaneda (Relatos, 49-56).-
Hace algunos meses, observé a mi doble durante un viaje en avión. Recordemos que estar suspendido por encima del suelo es una táctica de rastreo usada para desvincular la conciencia de las influencias normales que tienden a sujetarla a la tierra, dejando así volar libremente la percepción. (Grau dice que permanecer suspendido dentro de una canasta durante extensos períodos de tiempo es una de las técnicas que se emplea para reducir las influencias externas. Además, don Juan dice que permanecer colgado de un arnés de cuero sirve para limpiar las enfermedades que no son físicas [Don, 290, 187].) Con los años, he aprendido a utilizar los viajes en avión para este mismo propósito. En aquella ocasión, todo parecía estar a la medida de mis necesidades. Las diez filas de asientos delante de mí estaban a mi disposición y los demás pasajeros apenas interferían. Aprovechando la oportunidad, practiqué la mirada fija, primero con la cabina y después con las nubes. Me sentí en paz y entré en el ensueño durante un par de minutos. Después me desperté para tomar notas. Miré hacia mi izquierda y vi una versión luminosa de mi mismo sentada en la misma hilera pero en el otro lado del pasillo. La figura miró hacia adelante. Cuanto más enfocaba mi mirada, más se evaporaba.
Recordemos también que existen pruebas de que hay un peligro cuando uno se acerca a su doble. Es muy posible que sea un peligro real, por tanto es necesario ir con cuidado. Considera, por ejemplo, que si el cuerpo físico no tiene la energía suficiente, no vibra a la misma velocidad que el doble, por lo que tocar al doble puede ser análogo a electrocutarse o a entrar en contacto con la antimateria. Puedes experimentar una sacudida de energía que el cuerpo físico no sea capaz de asimilar. Si esto ocurre, el encuentro con el doble puede ser mortal.
Sexto Nivel: TELEPORTACIÓN. Viajar con el cuerpo energético a lugares físicos precisos vincula el primer campo con el segundo.
Normalmente si envías tu cuerpo de ensueño a otro lugar, tu cuerpo físico permanece estacionario. Con la teleportación, el cuerpo físico viaja junto con el cuerpo energético. Por ejemplo, mientras don Juan acorralaba a una nueva aprendiz que había de ser la líder femenina del equipo de la generación siguiente, le conminó a que cruzara una línea que él había dibujado en el suelo. Para don Juan, el hecho de que ella cruzase esa línea significaba que entraba voluntariamente en su mundo. Posteriormente ella dijo que cuando cruzó la línea, don Juan «dio un salto prodigioso y se deslizó por encima del tejado de la casa». Como si fuera un bumerán, él se fue de su lado, navegó por encima de la casa y volvió junto a ella (Don, 229).
La experiencia de levitación que mencioné anteriormente es un preliminar del grado de control que tenía don Juan. Las Hermanitas entendían de alguna manera estos temas porque podían levitar y volar por su casa (Segundo anillo, 244-247).
Séptimo Nivel: EL FUEGO INTERNO. Hasta este momento hemos atemperado el primer y segundo campos de manera que, de hecho, han llegado a actuar como uno solo. Entrelazándolos completamente a través del cuerpo energético llegamos a la conciencia pura, libre de forma y definición. Según don Juan, llegamos a una posición del punto focal que es muy específica y recibe el nombre de libertad total (Fuego, 294).
Ensoñar, dice don Juan, es perfeccionar el segundo campo (Ensueño, 42). El recorrido progresivo de los niveles nos permite rastrear este campo energético y confirma nuestra fortaleza de estilo y propósito; esto es especialmente aplicable al logro del nivel siete. Llegados a este punto de la progresión, la cuestión es alcanzar nuestra totalidad, ya no se trata de conseguir objetivos evolutivos.
En general, don Juan dice que ensoñar ejercita el cuerpo de ensueño haciéndolo «flexible y coherente» y preparando el escenario para realizar actos «que están más allá de las posibilidades del cuerpo físico» (Ensueño, 31). Llegar al nivel uno es el equivalente de alcanzar el cuerpo energético. En los niveles uno, tres y cinco te dedicas a entrar más a fondo en el cuerpo energético, a entrar más profundamente en lo desconocido. En los niveles dos, cuatro y seis aprendes a controlar y a mover la energía con la que has contactado en el nivel anterior. En el nivel siete, dejas atrás este mundo y vuelas hacia lo incognoscible.
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